Para explorar nuevos caminos hay que aprender a dejar otros. Es algo inevitable. Los peregrinos saben que en cualquier momento terminará su etapa en determinado lugar y es importante cambiar de dirección a un nuevo horizonte. No se trata de sufrir, sino de aprender a disfrutar cada momento y hacer los cambios requeridos, aunque eso signifique dejar otras cosas.
Hace mucho leí un libro muy recomendable llamado «Sino está roto, rómpalo» de Robert Kriegel donde hablaba de cómo aprender a subirse a la ola de un mundo cambiante, para evitar estar inmersos en ella (y muchas veces sin darnos cuenta). Desde el título me llamó la atención y poco a poco lo fui aplicando en mi vida. Hoy, recordando un poco a la cocina de mamá he decidido llamarle: «CAMBIAR EL MOLDE».
Hay personas que se estancan en un mismo molde porque quieren estar ahí o porque piensan que no hay otro. Algunos creen que les tocó en ese lugar, en ese trabajo, con esa pareja, con esas tragedias, por mera circunstancia del destino.
Cambiar el molde es entender que todo tiene su ciclo y su momento; que es mejor cambiar aunque no sea tan necesario, antes de que ya sea irremediable. Que es importante evolucionar y planear nuevas estrategias y sueños para nuestra vida. Es triste ver personas que llevan 40 años haciendo exactamente lo mismo sin ningún sentido ni camino trazado. Algunos desean un pastel cuadrado pero siguen usando el mismo molde mental para hacer uno circular. Son aquellos que buscan algo pero hacen lo contrario.
Cambiar el molde es romper con los paradigmas del pasado, (que tal vez en algún momento funcionaron) y generar nuevas oportunidades para tu vida. Pero el primer paso es aprender a cortar con nuestra historia personal, dejar el pasado en el ayer y planear lo que deseamos en nuestro presente. Un buen comienzo para esto, es saber mínimo en dónde estás y a dónde te gustaría ir.
Mi Carrito0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0