Estamos a pocos días de que termine el año, y a punto de iniciar un nuevo ciclo. Es momento de hacer un alto.

¿Hacer un alto? Sí, estoy consciente que ese concepto puede parecer trillado o caer en «lugar común» dentro de todas las reflexiones, ideas y power points con fotografías y mensajes «bonitos» relacionados al final del 2011. Pero es más poderoso de lo que creemos.

Hacer un alto es preparar el terreno para poder sembrar en tierra fértil lo que queremos crear en nuestra vida. Hacer un alto es una decisión personal y definitiva donde nos despidamos de lo que ya no debe de estar para continuar con lo que realmente merecemos. Hacer un alto es decir YA BASTA a todo aquello que nos sigue lastimando, hiriendo, oprimiendo.

Si podemos elegir el amor ¿por qué seguir viviendo en el miedo?

Hacer un alto es quedarnos con los recuerdos de todo lo maravilloso que experimentamos en estos 12 meses y seguir reflexionando sobre todas las lecciones que nos trajo la vida, sobre todo después de todo aquello que no salió como esperábamos.

Hacer un alto es plantearnos las siguientes preguntas. Hazlo en un momento de soledad e introspección, cerrando los ojos unos minutos y escribiendo las respuestas en una hoja, no te detengas, no importa la forma ni la estructura, sólo el mensaje que tienen para darte:

¿QUÉ QUIERO PARA MI VIDA? ¿QUÉ PUEDO QUE DEJAR DE HACER HOY, PARA OBTENER RESULTADOS DIFERENTES? ¿QUÉ PASARÍA Y LOGRARÍA SI LO HICIERA?

Hacer un alto es detener la marcha del automóvil y responderte honestamente si la vida que tienes es la que realmente visualizabas y sigues deseando para el próximo año.

Puedes llegar tan lejos como quieras. Pero primero, hay que hacer un alto.

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