Un paso muy sencillo para dejar de estar atrapado en el ruido mental continuo que llamamos “pensar” y ser arrastrado por cada pensamiento que surge, es salir y trasladar tu atención voluntariamente…, decir simplemente “de acuerdo, sigo respirando”.
-Eckhart Tolle

«Creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren».
Todos voltearon asombrados y preguntaron al mismo tiempo:
«¿Dónde?».
El demonio respondió:
«La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán».
Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces ha sido así: el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo.
-Cuento anónimo

¿Por qué estamos tan aferrados a buscar donde no está? ¿A querer encontrar donde no hay? ¿Te ha sucedido alguna vez que estás obsesionado con algo o con alguien que te inquieta o preocupa, luchando a morir, inclusive dejando tu propio bienestar y tranquilidad, y de pronto llega a ser tan desgastante que prefieres dejar de hacerlo, y de pronto cuando menos te lo esperas todo se resuelve a tu favor?

Nuestra vida se transforma alquímicamente cuando dejamos de darle tanto poder al exterior y nos enfocamos en estar con nosotros mismos. Todo aquello que pones en tu mente se expande, sea bueno o malo. Y normalmente al estar tan concentrados en lo que hay fuera de nosotros, cualquier evento o circunstancia desfavorable se agranda y por lo tanto nos generamos más ruido e intranquilidad.

Conozco personas que se preocupan tanto, pero tanto, por lo que pasa fuera de ellos: por lo que dice la vecina, por si le habló la pareja, porque vio a “fulanita” con otro, por lo que dijo el del noticiero o por lo que leyó en el diario, que terminan olvidándose de la persona más importante, ellos mismos.

Hace algún tiempo en una de mis conferencias un padre de familia se puso de pie entre el público, tomó el micrófono y compartió a la audiencia una frase que sigo manteniendo en mi vida: «Muchos dicen que después de la tempestad viene la calma, pero no todos se dan cuenta que esa tempestad puede ser mucho más corta si entendieran que en su interior siempre ha existido la calma y la paz; esa tempestad siempre ha estado fuera, nunca dentro».

Es por eso que cuando alguien se acerca pidiendo algún tipo de ayuda emocional siempre le recomiendo que si buscan dentro de ellos, usan menos tiempo y ganan más vida.

No necesitamos ser monjes tibetanos para comprender que cuando nos aferramos al exterior o incluso a las decisiones de otros que ni siquiera nos corresponde juzgar, o cuando queremos luchar aferrándonos a algo que ya no es, el resultado siempre es el mismo: desasosiego, ruido, cansancio emocional. Por consecuencia una vida a medias.

Y si te preguntas, ¿entonces qué hacer? ¿dejar de luchar o sufrir? Aunque probablemente te cause un impacto mental y vaya en contra de lo que te han dicho por muchos años inclusive en muchos libros de superación personal la respuesta es: SÍ. El luchar no te lleva a nada.

Wayne Dyer mencionaba que a través de su camino espiritual, había aprendido que la iluminación estaba en aceptar lo que es como es, sin luchar; no hablo de quedarte estático. Hablo de dar lo mejor de ti, como una mejor y más saludable opción. No se vale luchar por luchar, sufrir por sufrir.

Si realmente estás dispuesto a generar una vida de emoción y conectada a tu felicidad, es indispensable que sepas que el ego siempre querrá que luches, pero también el ego nunca te dejará ganar. El ego te dice que todas las respuestas están allá afuera. El espíritu te dice que ya lo sabes, sólo es cuestión de que hagas un viaje al interior, ahí está todo. No por nada la oración, meditación o reflexión (tengas las creencias que tengas) siempre han sido y serán herramientas valiosísimas para nuestro crecimiento.

Cuando evoluciona tu conciencia te das cuenta que eres el responsable de todo lo que sucede en tu vida. Al final del día, Dios con profundo amor nos entregó esa libertad. Y aunque a veces queramos buscar la felicidad en los eventos, las personas o las cosas, el resultado siempre es el mismo: terminamos vacíos. El camino no va por ahí. El verdadero camino para lograr lo que deseamos está en dar lo mejor de nosotros mismos, meterle corazón y pasión a lo que hacemos, pero sobre todo disfrutar ese viaje de descubrimiento constante.

No es lo mismo tener detalles con la persona que amas a manipularla para que esté conmigo. No es lo mismo invertir en tus habilidades a dejar que te griten y humillen en un trabajo. No es lo mismo meditar para tu tranquilidad emocional a meterte cocaína para olvidar los problemas.

¿Recuerdas los dichos: No juzgues a un libro por su portada, o lo de afuera sólo es un cascarón? Tenían razón. ¿Recuerdas el kínder sorpresa? Nunca fue más importante el chocolate que el premio. En verdad que lo más importante de tu vida, está dentro de ti.

He conocido una gran cantidad de personas que se la pasan buscando en el exterior y por alguna u otra razón no encuentran nada. Matrimonios que buscan su felicidad en la rutina en vez de pequeños detalles, jóvenes que buscan su felicidad en el dinero en lugar de lograr sus sueños, adolescentes que se pierden en vicios buscando un gramo de atención que no reciben en casa, jefes o directores que buscan sólo en los números y no en la persona.

Estamos en el momento de mayor conciencia de la humanidad pero al mismo tiempo el más violento. Sucesos inimaginables ya son el pan de todos los días y muchos se preguntan hacia dónde vamos o en dónde vamos a parar. Algunos quieren encontrar culpables y le avientan la pelotita al sistema, a la falta de valores, a las crisis; otros prefieren ser víctimas y otros tantos sólo se quedan observando mientras la vida pasa.

La situación del mundo es un reflejo exacto de los pensamientos del hombre. Lo mejor que podemos hacer en estos momentos es volver al fondo, regresar a nuestra esencia, ver al interior. Somos los responsables de lo que somos, de lo que hacemos. Tenemos la gran capacidad para modificar nuestra realidad, para acercarla a donde realmente deseamos. La solución está en tu corazón. De ahí surgen todas las respuestas que necesitamos para afrontar la vida. Cuando te conectas en ese viaje, todo cambia, todo se transforma.

No te aferres al mundo exterior. El vacío interior jamás se llenará con algo externo. Descubre lo mejor dentro de ti y empieza una verdadera regeneración. Como bien lo dijo Eckhart Tolle: «Tú eres la luz del mundo. Tú eres la conciencia que ilumina el mundo. Y eso es: conócete a ti mismo como eso, y eso es libertad. Eso es liberación, eso es despertar, eso es el fin del sufrimiento».

Cuando amamos nuestra esencia, cuando volvemos hacia lo mejor de nosotros, cuando aceptamos la perfección de la creación que somos es cuando más fácil se revela nuestro propósito de vida. Entre más demos oportunidad para que salga la luz de nuestro interior más reflejaremos al exterior y más ayudaremos a sanar al mundo.

Mi Carrito0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0