Grabad esto en vuestro corazón; cada día comienza en nosotros un año nuevo, una nueva vida.
– Emerson

Aprende cómo Dios hace su mejor obra en nuestras situaciones más desesperadas.
-Pete Wilson

Existen noticias que marcan nuestras vidas. Hay momentos que son punto de quiebre y hacen que giremos a otra dirección. Estoy seguro que lo has experimentado. Probablemente esos instantes al principio te sacaron de balance, interrumpieron tus planes, reescribieron tu guión.  Tal vez tuviste que mudarte de residencia, cambiar de empleo o hasta de pareja. Sea lo que sea, cuando sucede un evento así, definitivamente algo se mueve en nuestra vida.

Recuerdo una historia que me platicó Arturo, un asistente a uno de nuestros seminarios:

Para él todo marchaba aparentemente bien. Trabajaba en una compañía de seguros con un sueldo más o menos considerable, sus hijos estudiaban en importantes universidades, trataba de ser un buen padre y mantenía una relación amorosa y cordial con su esposa a quien amaba profundamente. De pronto, en un chequeo de rutina, a ella le detectan cáncer y todo se vino abajo.

La enfermedad fue un proceso doloroso pero el final fue más difícil. Rocío, su esposa, falleció seis meses después del diagnóstico médico. Aunque Dios le concedió la gracia de pasar tiempo importante con ella y su familia, él no se perdonaba el no haber podido hacer nada para salvarla. Se peleaba con todo y contra todos. De pronto el culpable era el doctor, luego Dios, después el destino.

Y cuando entró a ese círculo vicioso se empezó a enganchar tanto con ese cambio, que todo empezó a bloquearse y a salir mal. Lo despidieron de la compañía, sus hijos se fueron alejando de él hablándole cada vez menos y en una noche de soledad se puso a llorar amargamente, harto y desesperado por no encontrar la salida a este momento de su vida. No sólo se sentía solo, sino traicionado por el mundo. Perdió el mando, le quitaron el control y no dejaba de preguntarse ¿Por qué a mí?

Pete Wilson, un afamado pastor cristiano de Nashville, Tennessee lo llama “EL PLAN B”. Estoy seguro que Arturo no quería que su esposa falleciera. Ni siquiera lo imaginó al momento en que se casó con ella. Él tenía otros planes; para él, faltaban las vacaciones en familia, ver a sus hijos terminar sus estudios, casarse, cuidar junto con Rocío a sus nietos y envejecer tomados de la mano. Pero EL PLAN B surgió en medio del dolor y le hizo aceptar y amar una nueva realidad.

Nadie planea su fracaso, su tristeza, la muerte de la gente que ama, una injusticia, una enfermedad, una ruptura. Pero sin embargo, sucede. Entre ese dolor existen muchas enseñanzas entretejidas que van de la mano con nuestro crecimiento personal.

No dejaremos de sufrir que nos cambien los planes, hasta que aceptemos, entendamos y honremos que el Universo se mueve de forma misteriosa. Que todo tiene su momento y tiempo perfecto. Que todo es para nuestro beneficio y evolución. Que todo lo que nos sucede tiene un para qué de fondo.

Aún y cuando pongamos toda nuestra intención para generar la vida que deseamos, el hecho de estar viviendo algo que no soñamos, ese PLAN B, también nos puede dar tranquilidad y paz al descubrir qué es lo que hay detrás.

Cuando mi papá estaba en el hospital con un derrame cerebral, sólo pensaba en el porqué estaba sucediendo. Años más tarde lo descubro y lo sigo descubriendo, una y otra vez. Cuando evolucionas, hay más luz, se abren más puertas, te liberas de mucha carga cuando te avientas al vacío y pones tu vida en manos de “Alguien más arriba”.

Cada camino es diferente. Algunos más largos, otros más cortos. No podemos vivir el de otros. Algunos están rodeados de frondosos árboles, en otros no se alcanza a ver nada. Todos los caminos enseñan, de cada pisada se aprende, a pesar de que de pronto nos hagan girar de dirección.

Arturo salió en poco tiempo de ese sufrimiento cuando se reconcilio con su espíritu y el de su esposa. Cuando supo que era mucho más importante lo que le tocaba a él en la tierra, que estarse lamentando por lo que ya no es o ya no está. Entró en un proceso fuerte, pero no sólo pudo superar esa pérdida, sino que incluso logró agradecer el tiempo que Dios le permitió compartir con ella en la tierra.

Estoy terminando una etapa importante en mi vida. Estoy fluyendo con esos “cambios de planes” y puedo asegurarte que a pesar de que no sé exactamente lo que hay detrás de la pared, sé que vienen cosas realmente maravillosas. Hace muchos años me frustraba por ese «no sé qué va a pasar». Hoy me asombro y lo disfruto. El “gran” secreto está en amar que de pronto la vida nos diga: «¡ALTO! Por aquí no es, vente por acá, que te tengo preparado algo mucho mejor». ¿Sabes algo? Siempre es mucho mejor (aunque al principio no lo queramos entender)

Si te cambian los planes, agradece y descubre el mensaje que hay detrás. No te pelees con la vida, ni con Dios ni con los hombres. No todo lo que no sucede se puede razonar. Hay momentos para sentirlos, para gozarlos y para hacer que valgan la pena. Incluso en el dolor, en la incertidumbre o en la dificultad puedes observar la luz. Detente un poco y afirma con plena confianza y seguridad que el presente es lo más importante que tienes y que lo que venga sea lo mejor, lo que necesitas y lo que más te va a ayudar para seguir conectándote con tu felicidad y así cumplir tu propósito en este planeta.

Te recomiendo que veas el video de Pete Wilson “PLAN B” chécalo aquí:

http://www.youtube.com/watch?v=wcbKhTRPID4

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