Una vez un viejo amigo me comentó que lo que define nuestra vida es la disposición, las ganas y la determinación de saltar la barda o no.

Esa barda famosa que cubre nuestros miedos, debilidades, rencores, envidias y todo aquello que nos impide descubrir que existe otro lado detrás del muro. Otro lado que todavía no conocemos, y que muy probablemente sea mejor que el que estamos viviendo hasta ahora.

Si no estamos dispuestos a tomar las riendas de nuestra vida y dar ese salto cuántico de nuestro cambio personal, la barda seguirá limitando nuestros deseos y sueños en la búsqueda de lo que realmente queremos.

Hay bardas de todos colores, tamaños y tipos. Lo que importa no es de qué está hecha la pared, sino de qué estamos hechos nosotros.

Si nos enfocamos en la fuerza que nos puede dar Dios y la vida misma, para poder brincar esas bardas, estoy seguro que nuestra historia se transforma. Si nos enfocamos en la idea de que es imposible saltar, definitivamente, estamos en lo cierto, será imposible saltarlas.

Reflexiona ¿Qué bardas tienes que saltar en tu vida? ¿Cuál es el primer paso para brincarlas? ¿Qué estás esperando para dar ese brinco que transformará tu existencia? El empujón te lo darás tu mismo cuando visualices en tu mente, que detrás de esa barda hay un mundo lleno de abundancia y felicidad que te está esperando.

¿No crees? Nos leemos la siguiente.

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