Cómo cambiaría toda nuestra infancia, si el lobo sí se hubiera comido a Caperucita Roja, Blancanieves hubiera muerto envenenada o a la Bella Durmiente jamás la hubieran despertado.

Estamos tan acostumbrados a los típicos finales felices, en donde el bueno se queda con la buena, el malo recibe su merecido, y el cielo vuelve a pintarse de azul y todo es maravilloso, que nos hemos olvidado que en la vida real no siempre sucede lo mismo.

Definitivamente, podemos crear nuestra vida, transformar nuestra historia y modificar el rumbo de nuestra existencia, pero esto no sucede, si no hacemos nada.

Hasta en las películas o en los cuentos, tuvo que aparecer alguien o algo, que provocara la «acción», para resolver un final. Alguien dejó de ser espectador, para convertirse en protagonista, haciendo que sucedieran las cosas. Desde un cazador que ahuyentó al lobo en Caperucita, o un principe azul que llegó para despertar a la futura princesa.

Hoy podemos vivir una nueva historia. Hoy podemos ir escribiendo nuestro final feliz; siempre y cuando, estemos dispuestos a tomar riesgos, decisiones, opciones distintas. Bien dicen que hechos son amores, y no buenas razones.

Hoy podemos vivir nuestra propia fantasía, si nos atrevemos a dejar la comodidad, la zona de confort y la mediocridad.

El final feliz existe, pero no es automático ni por suerte, depende de ti.

¿No crees? Nos leemos la siguiente.

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