He conocido a muchas personas exitosas en mi vida. He convivido y platicado por largas horas con hombres y mujeres que han tenido importantes logros en su carrera. He observado cómo algunos han triunfado, incluso después de pasar por duras y difíciles crisis.

¿Qué es lo que hacen estos seres, que parecen de otra raza, diferente a los demás? ¿Por qué a unos les va bien y a otros no tanto? ¿Por qué a unos les es tan fácil lograr sus metas, cuando para otros pareciera ser un complicado calvario?

Sí, definitivamente podríamos hacer toda una tesis sobre este tema y tardaríamos mucho tiempo en profundizar a conciencia sobre lo que hacen estos sujetos «Fueras de serie», como los ha bautizado Malcolm Gladwell, después de las múltiples investigaciones que realizó sobre el éxito.

Como mi intención no es revolverte, sino clarificar el camino, sólo quiero compartirte uno de las estrategias que utilizan estas personas y que incluso he comprobado en mi vida: CREÉRTELA.

Aunque se lea como una obviedad, en verdad no lo es. Muchos no alcanzan lo que quieren precisamente porque no creen poder llegar ahí. Con frases típicas como: «Es imposible», «Sólo los ricos pueden», «Si nunca se ha hecho, por qué ahora», «No creo ser capaz», se autosabotean. Algunos creen que es ser «realista», pero la verdad es que es sólo una manera para seguir justificándose y para continuar dándole la responsabilidad de su vida a otros.

Muchos esperan que los demás los apoyen o los aprueben, pero ni siquiera confían en sí mismos.

Hasta que no te la creas, podrás recibir lo que realmente mereces. Hasta que no te la creas, podrás observar un mundo maravilloso de posibilidades. Hasta que no te la creas, comenzarás el proceso para materializar tus sueños. Hasta que no te la creas, no sucederá nada diferente en tu vida. Así de claro, así de fácil y así de sencillo.

¿Cuál es tu meta? ¿Qué te falta para creer en ti? Cualquier duda que tengas, hará que caigas y te desanimes. Claro, no olvides que creérsela, va acompañado de una dosis de disciplina, trabajo y perseverancia. Si no te la crees, no encontrarás un sentido a la labor diaria y si sólo quieres creer sin tomar acción, lo más seguro es que se quede tu mayor anhelo en una simple y bonita idea.

Recuerda poner los pies en la tierra, pero la mirada siempre en el cielo.

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