El secreto de la existencia humana no sólo está en vivir, sino también en saber para qué se vive.
-Fiódor Dostoyevski

El secreto del éxito es la constancia en el propósito.
–Benjamín Disraeli

La vida se vuelve mucho más sencilla y apasionante cuando sabemos para qué estamos aquí. Pero para algunos, hacerse ese cuestionamiento resulta ser muy angustiante.

Preguntarse cuál es el rumbo a tomar puede convertirse en un ejercicio de introspección difícil: Hay que confrontarse, ponerse frente a las cuerdas, sincerarse y tomar decisiones. Pero, con las herramientas adecuadas, también puede ser un proceso divertido, revelador y emocionante.

Es increíble pero, la mayoría trabaja en lo que no le gusta, no quiere o en actividades que le son indiferentes. Muchos se excusan con frases como: “es lo que tocó”, “de algo tengo que vivir”, “no tuve buena suerte”. Lo peor del caso, es que a muchas de esas personas, les preguntas qué es lo que desean y ni siquiera tienen una respuesta.

Existe una diferencia abismal entre vivir con sentido y vivir a medias. Sólo es cuestión de ver a personas que están haciendo lo que más disfrutan, realizándose a plenitud: el brillo en sus ojos lo dice todo.

Hay una pregunta que, quieras o no, seguirá latente hasta al final de tus días:

¿Hiciste lo que realmente deseabas y para lo cual estabas llamado, o preferiste quedarte en el miedo de no saber?

La verdad es que conocer el propósito no es tan complicado como parece. Aquí te comparto cuatro claves sencillas, pero poderosas, para que las integres a tu propio proceso de descubrimiento.

1) Claridad: Pregúntate qué deseas, sé honesto. ¿Qué es lo que más disfrutas hacer, que no te cuesta trabajo y en lo que se te va el tiempo volando?

El primer paso para descubrir el propósito es tener claridad. Y ¿cómo se logra esto? Escribiendo tu “lista de deseos”. Literal, y no lo dejes para tu potente memoria. Escribe todo aquello que deseas, en todos los aspectos. Al final, pregúntate:

¿De toda esa lista de lo que amo, qué estoy experimentando hoy en mi vida?

2) Escucha: Hay que estar atentos a las señales. Muchas veces el propósito ya está frente a nuestras narices pero, no lo alcanzamos a ver por estar distraídos en otras cosas. Apaga el ruido exterior. Guarda silencio y escucha. De esa forma lograrás recibir respuestas a preguntas como: ¿Qué es lo mío? ¿Para qué soy bueno? ¿Cuáles son mis cualidades, habilidades y talentos? ¿Qué me ha dicho la gente de lo que hago?

3) Acción: La gran diferencia entre las personas que hacen que sucedan las cosas, y quienes se sientan a observar lo que pasa es el tomar acción. Conozco a muchos que por estar pensando en lo que quieren, pero sin accionar, se paralizan y siempre su vida es un álbum de proyectos, buenas ideas e intenciones, pero nunca de realidades.

El propósito también se va descubriendo en la práctica y en el trabajo constante. Si ya tienes claro lo que te gusta y ya sabes para lo que eres bueno, hay que practicar mínimo 10,000 horas como dice Malcolm Gladwell, en su libro Outliers, para convertirte en alguien extraordinario, un fuera de serie.

4) Preparación: El seguimiento es indispensable. El propósito es como una planta que se cultiva. Hay que cuidarlo, regarlo, y tener paciencia mientras crece y va dando fruto. De nada sirve saber el rumbo, si a la primera caída se quiere tirar la toalla.

No sólo hay que descubrir el propósito, también hay que entrenarse en él. Si ya sabes lo que amas, ya conoces tus talentos y ya has empezado a tomar acción es momento de prepararte y convertirte en un especialista. Busca todo lo respectivo a tu área y dedica al menos diez horas a la semana para tu preparación.

Recuerda que el propósito es un llamado único y personal. Nadie más lo responderá ni vivirá por ti. Aprovecha estas cuatro claves e intégralas a tu plan de vida, según tus objetivos y necesidades. Estoy seguro que podrán darte algo de luz para que, este camino hacia lo que deseas, se vuelva más claro, más seguro y más trascendente.

Mi Carrito0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0