Si no te equivocas de vez en cuando, quiere decir que no estás aprovechando todas tus oportunidades. -Woody Allen

Si alguna vez te has preguntado por qué no te dieron el trabajo, por qué se terminó la relación, por qué se canceló el viaje tan deseado o esa persona no resultó como la imaginabas…

Si alguna vez te has preguntado por qué ya no está quien tanto querías o por qué la vida te cambió los planes de una forma tan drástica y peor aún, sin ni siquiera avisarte…

Si alguna vez te has preguntado por qué no ganaste lo que parecía ganado o de pronto todo se puso en tu contra, sin ni siquiera pedirte permiso…

Si alguna vez, por mera casualidad o coincidencia, te has hecho alguna de esas preguntas, no te preocupes, recuerda que no siempre obtenemos lo que deseamos. Y eso en lugar de traducirse en un tremendo fracaso puede ser un gran regalo de la vida; porque probablemente eso que esperabas que sucediera no es lo que realmente necesitabas en ese momento.

Bien dicen que si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes. Las cosas no siempre salen como las planeamos. Pero lo importante es entender que aunque perdamos, siempre podemos terminar ganando, si somos capaces de descubrir la lección que teníamos que recibir.

En lugar de quejarnos, maldecir y tratar de darle una justificación al por qué no está, por qué no pasó, por qué no fue como quería, podemos dejar de razonar y simplemente fluir con lo que la vida nos tiene preparado. Muy probablemente nos sorprendamos al descubrir que lo que viene resulta ser mucho mejor de lo que deseábamos en un inicio.

Si eres una de las personas que quiere tener una explicación para todo, probablemente me digas en este momento: “No David, si lo analizas bien puedes sacar las causas, las razones y trabajar para que ya no vuelva a pasar”. ¿Sabes? Conozco una gran cantidad de personas que hacen exactamente eso: tratan de buscar explicaciones sin encontrarlas, y otros aunque las tienen les siguen sucediendo acontecimientos similares.

Querer ganar a toda costa o vivir con la obsesión de que todo resulte tal cual lo planeado, no es más que una manifestación del ego y de querer tener el control. Eso en lugar de generar paz genera incertidumbre, ansiedad y desequilibrio.

Incluso, aunque algunos libros de superación personal mencionen que lo mejor es ser “un campeón”, “el número uno”, “el líder de líderes”, “el vendedor más famoso”, “el que siempre gane”, cada día compruebo más que ganar no lo es todo en la vida. Muchas veces podemos ganar, aunque pareciera frente a los demás que estamos perdiendo.

Y es tan exquisita esa experiencia. Ahí es cuando uno encuentra el verdadero sentido de lo que hacemos: vivir disfrutando sin importar el resultado, sabiendo que aunque el trabajo se vaya, la persona no esté, el viaje no se realice o los planes cambien, siempre hay una lección, siempre terminamos ganando.

Tal vez ahorita no entendamos lo positivo de lo que estamos viviendo, pero cuando menos lo esperemos y si estamos dispuestos, el lado bueno de la aparente derrota se nos revelará y podremos contestar la pregunta:

¿Para qué aferrarnos a que las cosas salgan como queramos cuando tal vez lo mejor que nos puede pasar es que resulten como menos esperamos?

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