Desde que recibí el llamado (porque así lo creo y así lo vivo) de compartir con la gente un mensaje no he dejado de sorprenderme por tantas y tantas bendiciones.
En estos momentos sólo existe gratitud para todos aquellos que han confiado, siguen confiando y confiarán en el trabajo de un servidor. La vida me lleva en donde más se necesita que alguien escuche algo positivo para su vida.
Son más de diez años de estar yendo de un lugar a otro. Son más de diez años de encuentros con gente como tú, que me haces el honor de leerme. Son más de diez años de inspirar vidas. Y lo más increíble de todo, es que esa «inspiración» surge desde adentro, de cada corazón, de cada alma. Uno sólo «la hace» de vehículo para que la gente pueda descubrir que hay mucha luz dentro de cada uno de nosotros. Sólo es cuestión de que decidamos verla y compartirla.
Nuevos conferencistas llegan, algunos más viejos se van. He visto como algunos quieren pensar que aquí está el negocio ideal (viajar y que te paguen por hablar). Pero así como he visto nuevos oradores surgir, he visto a la gran mayoría desistir al pasar el tiempo o dedicarse a otras cosas «más reales».
Ya lo he dicho en otras ocasiones: Ser conferencista no es un trabajo. No se trata de hablar por hablar. No se trata de promover que eres el motivador número uno de México o que CAMBIAS VIDAS. Sería muy egocéntrico y mentiroso de nuestra parte decir que somos NOSOTROS quienes las cambiamos. Nada más alejado de la realidad.
Ser conferencista es una vocación que se lleva en la sangre. Sino lo TRANSPIRAS, sino lo haces vida de tu vida, sino estás dispuesto a pagar el precio, todo se hace tan superficial y tan efímero, que muy pronto ese deseo desaparece y te hace voltear a otros lugares, a la «empresa tradicional», a seguir en donde estabas, a poner un «negocito».
Hoy le agradezco a Dios y a la vida por dejarme hacer lo que más me apasiona: «ESTO», compartir un mensaje por más de diez años SIN PARAR con más de un millón de personas, sin la necesidad de echarme para atrás o replantear mis ideas.
Hoy más que nunca reitero mi compromiso contigo, de ser cada día mejor, de llevar más inspiración de forma entretenida, de no dejarme llevar por las falacias de la motivación bañadas en mercadotecnia que duran un par de horas, sino más bien transmitir un mensaje que sirva para tu felicidad.
Hoy más que nunca agradezco a todas esas personas que siguen llamando a mi oficina con esa pregunta que conecta, en donde me otorgan la valiosa oportunidad y logran además que miles de almas se vean beneficiadas:
«¿Cómo puedo contratar una Conferencia de David Montalvo para mi evento?»
Es ahí cuando empieza la magia.
Gracias por estar aquí, por seguir conmigo, pero sobre todo por ser cómplice de mis locuras. No he parado en diez años y no pararé hasta el último latido de mi corazón. No se de qué forma lo haré ni en qué tantos lugares me encontraré. Pero sé, que estoy aquí para cumplir un propósito y honro que puedas ser parte de él.
Paz y bendiciones,
David Montalvo