Cuando Eckhart Tolle, autor del famoso libro «El poder del ahora» hablaba sobre «Esto también pasará» no sólo se refería a alguna crisis o situación difícil, sino literalmente a que todos los instantes se van y no vuelven. Tanto los momentos de gloria y éxito como los complicados y agotadores, todo pasa, nada se queda en el tintero. El tiempo vuela, aunque le queramos robar minutos al reloj o poner horas al día.


El sufrimiento aparece cuando estamos más preocupados por lo que ya no es, lo que no está siendo o lo que nunca será, en vez de aprovechar el momento o la actividad que nos toca.
Las preocupaciones por el futuro nos impiden disfrutar del presente, del aquí y del ahora. Vivir preocupados es como estar en la computadora queriendo escribir una carta de amor, pero contestando al mismo tiempo en el Facebook, en el messenger, grabando un CD, imprimiendo un documento y revisando el clima de 5 días después. Es estar en todo y al mismo tiempo en ningún lado.
Preocuparse sólo genera desgaste de energía, un golpe a nuestra salud e incluso construye más barreras imaginarias entre nosotros y lo que queremos.
¿Qué tanto vínculo tienes con tu pasado o con tu futuro, que te impide estar gozando HOY de tu pareja, de tu familia, de tu empleo?
¿Alguna noticia que todavía no recibes? ¿Alguna deuda pendiente? ¿Algún encuentro que estás evitando? ¿Algún rencor guardado?
Perdemos nuestra conexión con Dios y con el universo cuando dejamos de fluir y estamos con toda nuestra atención en cosas o eventos que todavía ni siquiera suceden.


¿Qué puedes hacer HOY para quitarle carga negativa a tu vida? ¿Qué actividades no son tan urgentes, que puedes dejar a un lado para enfocarte en lo que realmente quieres o qué actividades has aplazado y te daría mucha paz si ya las concretaras?


Lo mejor para despreocuparte es ocuparte y tomar las riendas de lo que a ti te toca, de lo único que importa que hagas en ese preciso momento: Es estar de fiesta cuando toque estar de fiesta, estar trabajando cuando sea hora de laborar, estar compartiendo con tu familia cuando sea tiempo de compartir.
Es una clave que he aprendido en mi vida y aplico todo el tiempo, sobre todo cuando hay algo que me distrae o quita el foco a lo que realmente importa. Ocuparse es enfocarse, es poner todo nuestro corazón en cada instante, sin tener nuestra mente en lo que ya sucedió o en lo que probablemente suceda.


Lo experimento incluso en el escenario; te confieso que en algunas ocasiones he recibido fuertes noticias antes de entrar a dictar alguna Conferencia pero de verdad que cuando comienzo a hablar se me olvida TODO y me concentro en dar lo mejor para mi público. Sé que si ahí me pongo a lamentarme, a llorar o a quejarme no lograría nada.


No significa que no nos importe lo que vivimos o que hagamos como que «no pasa nada». No, de hecho sí pasa pero el pensamiento poderoso y que más nos libera es entender que AÚN y cuando pasa, todo va a estar bien y no hay de qué preocuparse.


Recuerda que esto que estás viviendo también pasará; mejor aprovecha cada minuto con toda la pasión; es lo único que tienes en tus manos y de ti depende disfrutar en vez de preocuparte.
Te dejo con un pensamiento de Carlos Vallés, un hombre que ha impactado mi vida en muchos momentos con sus maravillosos libros y escritos.


«La vida es para muchos de nosotros un medio para llegar a otro sitio. Y en consecuencia, nos perdemos toda la gracia del buen rato que podriamos pasar en el camino, solo pensamos en el futuro, en el fin del viaje. Miramos el reloj, contamos los años. La vida misma no tiene importancia. Su unica importancia en ser una etapa para algo distinto. No tenemos ojos para su belleza ni oidos para su música. Sólo sabemos conseguir resultados».
Carlos Valles, sacerdote jesuita


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