«Pero, ¡ay!, o las cerraduras eran demasiado grandes, o la llave era demasiado pequeña, lo cierto es que no pudo abrir ninguna puerta. Sin embargo, al dar la vuelta por segunda vez, descubrió una cortinilla que no había visto antes, y detrás había una puertecita de unos dos palmos de altura. Probó la llave de oro en la cerradura, y vio con alegría que ajustaba bien.»

-Lewis Carroll (Alicia en el país de las maravillas)
Al recordar aquella escena del libro (o la película) «Alicia en el país de maravillas» no dejo de pensar en que de la misma manera funciona la vida. A veces sentimos que estamos pasando por pasillos tenebrosos, oscuros, aterradores, y que no hay ninguna señal que nos diga «POR AQUÍ», a veces ni siquiera se asoma un rayo de luz.
Cuando me han preguntado sobre mis «estrategias» para mantenerme alegre, positivo y estar bien, siempre les contesto que cuando ya has estado del otro lado, cuando ya has conocido el sufrimiento y hubo algo que te hizo darte cuenta que tu esencia no era para quedarte ahí siempre, sino que sólo era por un momento de dolor, pero que tarde que temprano llegaría la luz, no te queda de otra mas de comprobar, reafirmar y compartir que sí, SIEMPRE HAY SALIDA a todo lo que nos pasa.
No sé si te haga click lo que te estoy diciendo. Pero en verdad, por más complicado que parezca. Por más doloroso que sea, por más incertidumbre que haya en tu vida por qué tal vez ni siquiera sabes qué va a pasar. Por más que sea tu hijo, tu pareja, tus padres, o TÚ MISMO. Siempre hay una posibilidad para salir de ahí. Y si te detienes a observar lo que hay dentro de ti, todo cambia.
A veces el problema radica en que estamos tan enfocados ver cuál puerta es, que incluso le pedimos en tono de urgencia a Dios que nos diga la respuesta, que nos de la fórmula mágica, que nos mande inmediatamente lo que necesitamos. En lugar de valorar ese momento, nos lamentamos y el tiempo se va.
Si no trabajas tu interior, tu conciencia, tu mente, definitivamente no podrás darte cuenta que la llave siempre ha estado sobre la mesa y sólo es cuestión de tomarla. ¿Parece fácil? Sí, y de hecho sí lo es. No digo que no cueste, no digo que no duela, pero tampoco se trata de martirizarnos, crucificarnos o estar de víctimas el resto de nuestra vida ¿no crees?
Es momento de dejar de preguntar ¿POR QUÉ A MI? y es tiempo de descansar un poco, agradecer la experiencia (por más extraño que te parezca) y saber que detrás de todo esto que estás viviendo hay un aprendizaje, y sobre todo, una salida que probablemente está frente a tus ojos. Todo es parte de un plan perfecto. Es mucho más sano y enriquecedor dejar que desde «allá arriba» te respondan ¿PARA QUÉ A TI? Te darás cuenta de tantas cosas, siempre y cuando te des la oportunidad.
Si necesitas ayuda, pídela. Si necesitas apoyo, solicítalo. Si requieres dar un primer paso ¡TOMA ACCIÓN! como lo mencioné en la reflexión pasada; pero de verdad, CREETELA. Te lo digo con el corazón en la mano: SIEMPRE HAY UNA SALIDA. Y la salida nunca es terminar con tu vida, tirar todo por la borda o pensar que ya no encontrarás a nadie igual.
No es casualidad que estés leyendo esto. Vale la pena vivir BIEN. Lo normal no es estar «jodidos». Lo normal es aprovechar cada instante al máximo. Ponte de pie, que hay un mundo esperando por ti.
P.D. Si crees que a alguien más le pueden servir estas palabras, por favor compártelas. Le harías un gran bien a tu gente.
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