«Si quieres que las cosas cambien de forma, cambia la forma de ver las cosas»

Todo lo que vives marca tu realidad de determinada manera.

Piensa por ejemplo en todo lo que has experimentado en estos últimos meses: alegrías, tristezas, triunfos, derrotas, crisis, nuevos proyectos; sea lo que sea, cada vivencia tiene tu propio sello personal, por la única y simple razón de que TÚ PERMITISTE que sucediera.

Lo que te pasa no es por obra de la casualidad, una mala jugada de Dios o del destino o un complot del Universo. Existe un libre albedrío que nos da la posibilidad de elegir lo que queremos y lo que no queremos. Y lo mejor de todo, es que eso lo vamos eligiendo desde mucho tiempo antes de que suceda.

Un corredor no aparece de pronto en un maratón queriendo conquistar la meta, sino que él poco a poco fue dándose permiso de entrenar, de recibir consejos, de alimentarse sanamente y de prepararse para tomar la oportunidad.

Un empresario no cierra los ojos y al abrirlos tiene un negocio millonario montado frente a él. Se fue dando permiso poco a poco de ahorrar, de visualizar, de contactar a las personas adecuadas, de informarse y de invertir.

Lo mismo pasa en un momento difícil, en una crisis personal o en una relación tormentosa. Nada surge de la noche a la mañana. Nosotros damos permiso de que entren y se establezcan en nuestra vida determinadas experiencias, personas, emociones, sensaciones. Todo está basado en nuestras decisiones, que son las que al final del día van construyendo nuestro presente.

Es una excusa típica e irresponsable el decir frases como: «Él me arruina mi vida» «Ella me desespera» «Mis padres me ponen de mal humor» «Mi jefe no me motiva». La verdad es que nadie te hace nada, sino que tú le das permiso a esa persona, sensación o emoción de hacer lo que se le antoje contigo.

La buena noticia es que tienes en tus manos la posibilidad de NEGAR el permiso y dejar de albergar cosas que simplemente no quieres o no deseas. Tienes la posibilidad de cerrar las puertas a aquellas experiencias o personas que no te ayudan a crecer y que sólo te mantienen estancado. Así como también, puedes permitirte el abrir de par en par a todo lo positivo que quieres se manifieste y se quede en tu vida..

Hoy pregúntate: ¿A qué le doy permiso? ¿A quién o a qué, hay que darle la bienvenida? ¿A quién o a qué, hay que negarle el acceso? ¿Qué recibes y de qué te despides?

Recuerda, tú tienes el control de tu vida en tus manos.

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