No, no leíste mal el título. Quiero que pienses en ti, antes que en cualquier cosa o en otra persona.
Pero ¿y mi familia? ¿mi pareja? ¿mis hijos? ¿mi trabajo? …
Sé que esto puede ser controversial pero hazme caso, sé lo que te digo, al menos por ahora quiero que pienses en TI.
No, no me volví loco ni pretendo generar una cultura de «hombres y mujeres inflados en su ego».
Sólo quiero decirte algo:
Vivimos en la cultura de las expectativas, en donde hacemos todo en base a lo que los otros van a decir, a opinar, a cómo los voy a hacer sentir, si me aprueban o no me aprueban, si están o no de acuerdo.
Crecemos y empezamos a creer una serie de mentiras respecto a lo que TENEMOS QUE SER, por otras mentiras que en su momento les contaron a nuestros padres, maestros y amigos. Y de pronto, llega un momento en la vida, en el que tu intuición te dice que no es el mejor camino en donde estás, pero aparece de nuevo esa voz mentirosa que te dice: «No importa, confórmate, sufre, esto es lo que hay, aguanta». Y regresamos a ese círculo vicioso que nos va metiendo a una sensación de dolor que al principio se manifiesta pero luego ya se hace parte de nuestra vida, como una piedra en el zapato a la que le hemos dejado de prestar atención.
Pasan los años y aparecen relaciones rotas, sueños interrumpidos, esperanzas que no alcanzan, personas frustradas trabajando en donde no quieren, viviendo con una pareja que no soportan o haciendo algo que detestan. Trataron de quedar bien con todos, pero quedaron mal con ellos mismos.
La buena noticia es que SIEMPRE se puede rehacer la vida, reconstruir el futuro y reescribir la historia. Por eso hoy quiero que pienses UN POCO (o un mucho) en TI, en quién eres, en lo que quieres lograr (en lo que te ha detenido), en lo que sueñas, en lo que amas, en lo que te emociona, en eso que te hace sentir vivo y que a lo mejor tienes olvidado. Hoy es tiempo de regalarte un espacio, único y exclusivo para ti, y empezar a tomar decisiones enfocadas en lo que SÍ deseas que suceda en tu vida.
Nadie da lo que no tiene, hay que llenar el interior para poder compartirlo al exterior. De esta manera, cuando empieces a vivir bajo este enfoque, tu relación con Dios, con tu pareja, con tus hijos, con tu familia, con tu trabajo, con tus proyectos será mucho más real, más honesta, más pura y más productiva.
Recuerda, al menos por hoy, piensa en ti, no en los demás…y probablemente te sorprendas de lo que dejaste ir, pero que hoy estás a tiempo de rescatar.