Hace un par de semanas me encontraba impartiendo una sesión grupal de mentoría en donde el asunto principal era EL CAMBIO.
Como sabes, es un tema que me apasiona al que le he dedicado muchas horas de estudio e investigación en estos últimos años. Tan es así, que diseñé una conferencia y un taller al respecto.
Una integrante de la sesión me hizo una interesante pregunta:
¿Por qué a pesar de tantos intentos, NO CAMBIAMOS?
¡Me encantó que la hicera! La verdad es que, es algo que la mayoría, sino es que todos nos hemos cuestionado al menos una vez en la vida.
Las 6 razones que le di a ella, te las quiero compartir aquí. Probablemente has estado en alguno de estos escenarios en tu vida personal o en tu negocio.
NO CAMBIAMOS PORQUE:
1) Es más fácil seguir así. Cambiar implica esfuerzo y eso representa MOVERSE y adquirir un COMPROMISO real, auténtico, honesto, medible y sostenible. Muchos prefieren quedarse estáticos pero «cómodos».
2) No está suficientemente claro el sufrimiento o la recompensa. Cambiamos por dolor o por placer. Y muchas veces no ha llegado a un grado tal en donde digamos: «¡Ok, basta! ya me dolió lo suficiente» o por el contrario, «ya deseo con todo mi corazón eso nuevo y mejor». Ser tibios no ayuda mucho en esos casos.
3) Hay miedo e incertidumbre frente a lo desconocido. «Más vale malo por conocido que bueno por conocer». Surgen preguntas como: ¿Y si fracaso? ¿Y si no encuentro algo mejor? ¿Y si todo sale mal? ¿Y si me quedo sol@?
4) Falta información sobre el origen del problema. Muchas veces se desconocen las causas reales de la situación a mejorar. Se sabe que hay un problema pero no cuál es la raíz del mismo. Y todos esos intentos de «cambio» tratan de resolver el problema en la superficie, sin darse cuenta, de que eso es sólo la punta del iceberg.
5) Muchos se vuelven inmediatistas. Creen que los cambios deben de surgir de la noche a la mañana y que si no se da lo que esperaban, justo cuando lo querían, es que nada funcionó. Muchos se olvidan del proceso de la paciencia y quieren pócimas mágicas.
6) No funciona la estrategia. El cambio tiene un sinfín de caminos, trayectos, curvas, rectas, cimas y valles. Creer que sólo hay una forma de resolver las cosas es una auténtico suicidio. Algunos están tan obsesionados con su plan A que se niegan a cualquier otra posibilidad. Parece una obviedad pero el simple hecho de modificar la de estrategia ya incremente de forma considerable el porcentaje de avance hacia tu meta.
Todos tenemos asuntos pendientes, cosas por resolver o situaciones por mejorar. Cambiar no es magia pero sí es hacer ajustes. Empezar por preguntarnos lo qué nos está deteniendo es un muy buen inicio para lograr el cambio esperado.
¿Te identificas con alguno de estos puntos?
¿Por qué no cambias?
Me encantaría que me dejaras tus comentarios en la parte de abajo.
Te mando un fuerte abrazo a la distancia. Nos leemos pronto.